Juegos Olímpicos: Inolvidable Apertura

La ceremonia de apertura de los Juegos en la capital parisina fue memorable e impactante. Fueron cuatro horas en las que, por primera vez en su historia, la inauguración no se llevó a cabo en un estadio. El cierre de Céline Dion, el impacto de dos historias.

Un himno al amor, desde la Piaf hasta Céline

El desfile de los 10.500 atletas tuvo lugar a lo largo del río Sena, con embarcaciones para cada delegación nacional y finalizó su recorrido frente al Trocadéro y fue abierta gratuitamente a una multitud jubilosa. Engalanaron la jornada, a lo largo de cuatro horas, grandes figuras del deporte como Zinedine Zidane, Rafael Nadal, Serena Williams, Carl Lewis, Tony Parker y Nadia Comaneci, entre otros.

La delegación argentina

Bajo un aguacero implacable de verano, Céline Dion cerró la jornada desde la Torre Eiffel con una interpretación impactante de “El Himno al Amor”, una canción que encierra otra historia de amor, pasión y también de dolor. El tema, originalmente interpretado por la legendaria cantante francesa Édith Piaf , revivió en la poderosa voz de Dion, de 56 años, a pesar de que se encuentra luchando contra una rara enfermedad neurológica desde 2022, que la ha mantenido alejada de los escenarios. 

Céline Dion, un cierre inolvidable
Edith Piaf y Marcel Cerdan

Una canción emblemática y llena de historia

Detrás de “El Himno al Amor”, existe otra historia conmovedora, que pareció resurgir bajo el brillo de la apertura olímpica. Piaf compuso la canción en 1949, inspirada en el amor que la unía a una estrella del deporte francés, el boxeador Marcel Cerdan, que fue campeón mundial en la categoría de peso mediano. Su romance comenzó en 1945 y se vio abruptamente interrumpido en 1949, cuando Cerdan perdió la vida en un trágico accidente aéreo. Pocos meses después, Piaf grabó la canción que, años más tarde, resonaría en todo el mundo durante los Juegos Olímpicos. Pero el corazón de Edith quedó devastado. Aunque tuvo otros amores, poco a poco se hundió en la droga, la depresión y el alcohol. Desde entonces, aquel “Himno al Amor” fue la expresión máxima de una pasión desesperada y única, un homenaje al dolor de lo perdido y a la extraordinaria sensación haber vivido.

La Piaf murió en 1963, a los 47 años. Cerdán falleció a los 33, con un récord de 113 peleas ganadas, 66 por nocaut y 4 derrotas. Sus restos fueron despedidos por cuarenta mil personas y está considerado uno de los más grandes deportistas de toda la historia de Francia. Está incluido en el Salón Internacional de la Fama del Boxeo. Pero para Edith fue algo más que un deportista: fue el hombre de su vida, a quien amó hasta su último día.

En un conmovedor paralelismo, Céline Dion, quien lucha contra el síndrome de la persona rígida, una enfermedad que afecta severamente su capacidad para moverse, siguió adelante, tal vez con el mismo dolor de Piaf, tras la muerte de su esposo René Angélil en 2016, su gran y único amor. Dion tuvo algunas aristas de aflicción que se asemejaron a la historia de Piaf, pero tuvo más fuerza que Edith para superar su pena. La fuerza de que el poder del amor y la pasión pueden trascender cualquier adversidad. En una entrevista antes de los Juegos había anticipado su decisión de cantar en París: “Elegí trabajar con todo mi cuerpo y alma, de la cabeza a los pies, con un equipo médico. Quiero ser lo mejor que pueda. ¡Mi objetivo es volver a ver la Torre Eiffel!”.

Su interpretación  en los Juegos Olímpicos no solo rindió homenaje y rememoró los recuerdos de Piaf y de Cerdan, sino que marcó su propio regreso a los escenarios, demostrando que la música y el deporte pueden ser también vehículos para historias de amor y  de superación que inspiran al mundo. Y la de volver a traer luz sobre otras más antiguas e inolvidables. Con esta actuación, Dion no solo revivió un clásico de la música francesa, sino que retornó como una de las grandes estrellas mundiales de la música, capaz de emocionar a millones con una sola canción. 

Cuando Edith murió, en su lápida quedo una frase de aquel “Himno al Amor” que sigue emocionando cada vez que se escucha. “Dios une a los que se aman”.

Así, en París 2024, el amor que unió a Piaf y a Cerdan volvió a cobrar vida, esta vez a través de la voz de Céline Dion, dejando una huella indeleble en la rica historia de los Juegos Olímpicos.